martes, 16 de septiembre de 2008

La vida en negativo

Aunque soy una persona que gusta mucho del uso de la tecnología, sin abusar de ella, todavía mantengo algunos recuerdos en formatos antiguos. Léanse, películas en VHS, que de a pocos estoy pasando a DVD. O las fotos en papel, metidas en el album y por supuesto, los negativos de esas fotos.
No se qué tantas personas guardarán sus negativos en la actualidad, pero de lo que no hay duda es que muy pocas personas los guardamos como deben ser. ¡En un album! igual que las fotos. ¿Y para que gastarles un album si los puedo tener en la bolsita que me dieron en la tienda de fotos? Si, es la pregunta que más me hacen. Bueno, síguelos guardando ahí si quieres, pero cuando necesites sacar un duplicado de esa foto que te resulta única, te encontrarás con unos negativos pegados unos con otros, manchados y encima llenos de huellas digitales... lo que les agrega su cuota de grasita. Olvítade que vas a tener unas fotos nítidas guardando los negativos de esa forma.
Este album de negativos que te muestro en dos fotos, tiene hojas en papel mantequilla en las que caben 7 negativos. El album trae 4 argollas para poner las hojas, que se compran sueltas según la cantidad que necesites.
El tiempo para organizar los negativos depende de la cantidad que tengas de ellos, pero vale la pena para conservar esos recuerdos hasta que los vayamos pasando a digital.
En mis hojas pego cinta masking tape (de enmascarar) y escribo palabras claves para saber de que trata el negativo y dónde comienza y termina el mismo tema. Así no tengo que sacar cada uno de ellos para ver de que tratan. Imagina no más buscar una foto de hace casi diez años en un montón de bolsas de negativos. Saldríamos mareados, no gracias! Espero te haya servido el dato, y si no es contigo porque eres 100% tecnología avísale a quien le pueda servir :)

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Organizar no es limpiar

Generalmente buscamos mantener libre de polvo y telarañas el lugar donde vivimos. Ya sea que lo hagamos nosotros mismos o nos ayuden terceras personas.

Lo que hacemos con poca frecuencia es organizar. Y bueno, ¿acaso no es lo mismo que limpiar?, pueden decir algunos. Ahí es donde entro para aclararte que son temas distintos.

Por decir, si sobre tu escritorio hay pilas de papeles, o es normal que te demores tus 5 minutos buscando con que escribir, definitivamente tienes un desorden. Pero si en cambio ese mismo escritorio ya esta cambiando su color marrón oscuro por uno más claro, y tiene manchas de los vasos que has puesto encima, será porque necesita que le den su limpiada, ¿no?.

Viendo que limpiar y organizar son tareas diferentes, nos damos cuenta que cada una necesita acciones diferentes. Para el sucio tenemos los trapitos y productos de limpieza, y para el desorden la cosa es más compleja.

Para salir de esas pilas de papeles no basta con cerrar los ojos y botar toda la pila de un solo, porque seguro crecerá de nuevo en pocos días. En cambio, hay que sacarle el rato para ver qué papeles sirven y cuáles no. Luego de ese primer purgue de papeles hay que repetir la clasificación por lo menos cada mes, para que se mantenga el escritorio despejado. Y esto es algo que sólo tú puedes hacer, ya que esta parte de seleccionar es personal.

Ya sea que lo hagas tú mismo o que por falta de tiempo acudas a un organizador profesional, es necesario que mantengas ordenados por lo menos aquellos objetos que usas con más frecuencia. Al hacerlo ganarás tiempo precioso que hoy nos falta a todos.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Cambio de estación, un dolor de cabeza

En Lima se dan las cuatro estaciones bien marcadas. Y cada cambio de estación supone cambio de ropa en nuestro closet, sacamos algunas prendas y guardamos otras.

La mayoría de los limeños tenemos el sistema “tener a la mano lo que más se usa” y “archivar lo que no usaré en tres meses”. El problema viene cuando guardamos como sea esa ropa que no usaremos por meses.

Por un par de años guardé mi ropa de la estación contraria, en bolsas plásticas y las apilé dentro de un hermoso armario. Es lo que se ve en la primera foto. Simplemente bolsas y más bolsas, sin contar que los tres cajones grandes de este armario estaban llenos de lo mismo.
Pero llegó el día en que ya no pude más con la incomodidad de las bolsas que se caían al abrir las puertas. Así que me decidí darle solución al asunto, y de una vez por todas. Como dicen, agarrar al toro por los cachos.
En sólo una hora recuperé espacio de mi armario. Así que éste espacio tan amplio que se ve en la segunda foto, ya volvió a ser utilizado como debe ser: para colgar la ropa.
Y pensar que ese espacio estuvo ocupado por bolsas llenas, vacías, saquitos para mercados, adornos de navidad, y otras pequeñeces que en conjunto llenaban el armario.
Lo que no servía se botó y lo que se podía volver a usar se puso en el sitio que le corresponde. Adornos con adornos, bolsas con bolsas. ¿¿Y las bolsas de ropa?? Bueno, este canasto con tapa y huecos me resultó la mejor solución para guardar mis bolsas. Todas juntas, no se caen, no se ensucia la ropa porque están en bolsas y con los huecos del canasto se evita en parte el hongo porque permite mejor ventilación que algo hermético.
Entonces, teníamos un Problema:
Bolsas que se caen, falta de espacio en el armario para colgar ropa.
Le dimos Solución:
Cambiar las bolsas de lugar, en este caso el canasto con huecos. Botar todo lo que definitivamente no servía para nada y reubicar objetos sueltos que no tenían por qué estar en el armario.

¿Tu le hubieras dado otra solución? ¡cuéntanos!